Ahir vaig tornar a Cicely, el poble perdut d’Alaska on Joel Fleischman va portar la medicina de l’home blanc i on molts vam trobar l'escalfor enmig dels paisatges gelats. En el segon episodi Maurice Minnefield parla sobre la necessitat dels herois, és un fragment que m’agrada molt:
Cuando yo era niño en Oklahoma iba al cine los sábados, mi actor favorito era John Wayne, no importaba el tipo de película de vaqueros o de guerra, yo le apoyaba en cada momento, menos en el Hombre Tranquilo, esa me aburrió muchísimo. Cuando tenía nueve años hablaba y caminaba igual que el Duque y de repente un día se me cayó el mundo encima. Estaba jugando a los soldados con los hermanos Marshall, Jeff y y Jep en el bosque de Bailey y Jep me dijo sin miramientos que John Wayne no luchaba en las escenas, que no daba los puñetazos, que no los recibía y que no era él el que se caía. Le pegue una paliza a los hermanos Marshall y me fui corriendo hacía casa. Le pregunté a mi padre si era verdad que no era John Wayne el que luchaba en las escenas y me dijo que sí. John Wayne era mi héroe, pero los hermanos Marshall me lo echaron por tierra. Bien me importa un bledo que Walt Withman fuera de esta acera o de la acera de enfrente o que Edward Hoover soportara la crítica mejor de lo que lo hacía. Que Ike le fuera fiel a Mamie o que alguien tuviera dificultades con un partido o con el otro. Necesitamos a nuestros héroes. Necesitamos hombres a quienes podamos admirar, hombres a quienes creer. Hombres de mucha talla. No podemos cortarles por la rodilla sólo para demostrar que son como nosotros. Bien Walt Withman era un pervertido pero era el mejor poeta que América ha tenido y si estuviera aquí hoy y alguien le llamara sarasa o maricón a sus espaldas, a la cara o en antena, esa persona tendría que responder ante mí. Claro, todos somos humanos pero hay muy pocos entre nosotros que posean lo que hace falta para ser un héroe.
Quan era petit a mi també m’agradava John Wayne i també veia les seves pel·lícules els dissabtes a la tarda però al televisor. A Sesión de Tarde feien pel·lícules del “0este”, de pirates i de tant en tant un cicle dels germans Marx. Els ulls d’un nen entenen bé aquestes històries, on John Wayne era l’heroi i era fàcil identificar als dolents. En el món real és més difícil trobar aquests herois, però potser estan davant nostre i no els sabem veure, perquè esperem que estiguin per sobre de nosaltres quan en realitat estan a la nostra alçada. Podem valorar que la resta facin les coses ben fetes, però no podem exigir que siguin perfectes. El món no és ideal, però està ple de persones que necessiten que els mirem sense tallar-los els genolls, premiant el que fan bé i comprenen que són humans. Necessitem herois i necessitem continuar creient en la gent.
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