dimarts, 24 de maig del 2011

Xavier Tondo, la il·lusió sobre una bicicleta

Per desgràcia moltes vegades cal que la gent marxi per recordar-los. Ahir va morir Xavi Tondo, un ciclista de Valls, que ens ha deixat en el moment més dolç de la seva carrera, tot just quan estava a punt de còrrer per primer cop, als trenta-dos anys la prova més important del món, el Tour de França.
La seva carrera esportiva no va ser fàcil: va còrrer durant molts anys a Portugal, en equips de segona categoria, però el seu tarannà és un exemple de que en el ciclisme és un esport molt digne i que hi ha  més que el costat fosc de l'esport que a vegades es recreen en ensenyar-nos els mitjans de comunicació. Si Xavier Tondo hagués estat un futbolista la seva pèrdua hauria obert tots els informatius, però només era un ciclista, un gran ciclista. 

 Avui El País publica aquest obituari escrit per Carlos Arribas.

Hace apenas tres meses, cuando una banda dedicada al tráfico y la venta de sustancias dopantes fue desarticulada en Cataluña, se supo que la operación policial que acabó con sus actividades nació de la denuncia de Xavier Tondo, ciclista, quien alertó a los Mossos d'Esquadra tras recibir un correo electrónico en el que le ofrecían varios de estos productos. Pese a ser, evidentemente, el protagonista de una hermosa noticia, él se negó a hacer declaraciones. "Ya, agradezco que me quieras hacer una historia", dijo a quien le llamó entonces recordándole que su acción le convertía en un símbolo del cambio de cultura y mentalidad en el ciclismo. "Pero no la merezco. He hecho simplemente lo que había que hacer, sin más. Ya espero dar ocasiones para que se hable de mí por mis glorias deportivas".

Ayer por la mañana, víctima de un desgraciado accidente -quedó atrapado entre el coche y la puerta automática del garaje del apartamento en el que pasaba unos días-, Xavier Tondo, de 32 años, murió en Sierra Nevada, donde estaba concentrado con su compañero en el Movistar Beñat Intxausti para preparar la Dauphiné Libéré y el Tour de Francia. "Habían quedado para entrenarse abajo, en Granada, con otros compañeros, como Samuel Sánchez, Rojas y Valverde", dice Jesús Hoyos, médico del equipo. "Les esperaba una sesión larga y dura".
En abril, cuando Tondo ganó la Vuelta a Castilla y León, la última línea de un palmarés con 14 victorias -entre las que destacan una etapa de la París-Niza en 2010 y la Vuelta a Portugal en 2007-, su director, Eusebio Unzue, dijo, encantado con un corredor al que había fichado a finales de 2010: "No, si al final acabará aprendiendo a correr bien...". Lo decía porque, pese a su edad, Tondo, de Valls (Tarragona), era como un novato. Y no solo porque este era su segundo año en un equipo de gran nivel después de haber echado los dientes en equipos de segunda y en carreras portuguesas, sin oportunidad de correr las pruebas más importantes, un pozo del que le sacó en 2010 el equipo suizo-canadiense Cervélo, en el que coincidió con Carlos Sastre, sino por la ilusión y el entusiasmo con los que ejercía la profesión de ciclista.
"Era como un chavalín de 20 años", dice su compañero italiano Marzio Bruseghin, quien, como todos los que hablan de él, como todos los que le conocieron, destaca eso, la ilusión y el entusiasmo de Tondo. "Era de una alegría contagiosa, a su alrededor solo se podía estar de buen humor", dice en su blog Gerard Vroomen, el propietario del Cervélo, equipo que desapareció el año pasado. "Era el pegamento que hacía equipo, un tipo fundamental".
Cuando leyó que Tondo había colaborado en la desarticulación de una trama de dopaje, Jonathan Vaughters, el director del Garmin -equipo que absorbió a Cervélo pero no quiso fichar al ciclista catalán- hizo público un mea culpa en el que reconocía que se había dejado guiar por los prejuicios -un pasado en equipos portugueses no es la mejor carta de presentación en el ciclismo, un deporte que, a veces, se guía más por los rumores y las habladurías que por los hechos- y lamentaba haber rechazado varias veces el fichaje de un ciclista al que creía conocer bien porque se entrenaba por las carreteras de Girona, donde el Garmin tiene su base central.
En el Giro, en un pelotón sensibilizado y aún golpeado por la muerte en carrera del belga Wouter Weylandt, la noticia convirtió el día de descanso en una jornada de desaliento. En señal de duelo, el líder de la carrera, Alberto Contador, anuló la conferencia de prensa prevista. "Qué injusta es la vida y qué difícil de comprender en ciertos momentos", escribió en un mensaje el ciclista de Pinto, quien en marzo de 2010 compartió un día el podio victorioso con Tondo y un ramo de violetas: el ciclista catalán había ganado la etapa reina de la París-Niza, en Tourrettes-sur-Loup, y Contador celebraba su victoria virtual en la general. "No puedo explicar mis sentimientos ante la muerte de Xavi Tondo. Mi más sincero pésame a toda su familia. Era una persona increíble que amaba este deporte como nadie. Te echaré mucho de menos. Descansa en paz".
Después de hablarlo entre todos, los corredores más afectados, los compañeros de Tondo en el Movistar, decidieron seguir en el Giro. "Es el mejor homenaje que le podemos hacer", resumió Unzue.

Extret de El País:

diumenge, 22 de maig del 2011

El enigmático mirlo

Un interessant text d' Oriol Pi de Cabanyes sobre la merla i el merlot.
En estos días de mayo, al atardecer, canta el mirlo. Es un pájaro de más de un palmo, negro, con el pico amarillo. Es curioso que en castellano la palabra aluda al macho y en catalán a la hembra. Aun cuando no es la “merla” sino el “merlot” quien canta. ¿Celebra la nidificación o todavía busca pareja? Los gatos, en febrero, maúllan por la noche con atroz desespero. Y los perros, cuando están en celo, son capaces de aullar como hienas con sólo oler, en la brisa, la presencia de una hembra que puede estar a cientos de metros de distancia.

El canto del mirlo es de una belleza enigmática. A mí me fascina cada vez que le oigo reclamar la atención, ¿de quién?, con su voz aflautada, cada vez que siguiendo su música adivino su fragilidad en el vértice de algún ciprés, siempre de cara al sol levante, siempre cuando ya el poniente se apaga. Es un misterio. El árbol puede bambolear ligeramente con la brisa, pero el mirlo está como hipnotizado, lanzando sus raras jaculatorias. Y su presencia sigue ocupando el silencio cuando llega la hora del cambio de vientos y todo se encalma. ¿Se despide de la luz? ¿Suspira ya por el nuevo día?

En el tránsito hacia la oscuridad, aparecen los murciélagos con su vuelo rasante. Y el búho, su silueta, observándonos desde lo alto de un poste. Campean todavía algunas golondrinas. Y es en esta hora cenicienta, entre dos luces, cuando el canto del mirlo suena más a oración, o a lamento. ¿Qué sabemos nosotros de lo que sienten los animales? El mirlo frasea en lo alto, obsesivamente, cuando el día se nos va. Es una melodía como ansiosa que no sé si sale del miedo o si sale de una acción de gracias. Pero a mí me sobrecoge como si fuera la presencia de la muerte.

“La causa de estos sentimientos es aquel infinito que contiene en sí mismo la idea de una cosa acabada, es decir, en cuyo más allá no hay nada más; de una cosa acabada para siempre, y que no volverá nunca más”, escribía Leopardi, el día 10 de diciembre de 1821, en el portentoso “Zibaldone”, que acaba de ser perfectamente editado por Columna en versión catalana de Assumpta Camps. El recuerdo es esencial, decía el gran romántico italiano. “Un objeto cualquiera, por ejemplo un lugar, un paraje, un campo, por bellos que sean, si no desvelan ningún recuerdo, es que no son poéticos.”

El mirlo nunca repite las mismas frases. Canta fuerte, pero con los finales bastante más apagados, como es habitual (y por razones de psicología histórica) en nuestra entonación catalana, que tiende a bajar de tono. Óigase el doblaje habitual en televisión: las últimas sílabas se pierden. Algunos profesionales de la locución, que lo saben, lo procuran evitar en ocasiones violentando, hasta el gallo, el acento interno de las palabras y la modulación de las frases. La cuestión no es menor. ¿Cómo no va a estar en crisis el lenguaje si no le damos el tiempo mínimo para que se desarrolle una secuencia lógica de palabras?

En ocasiones, el mirlo se sitúa en lo alto del gran árbol de brazos con racimos que surge del corazón de la pita ya moribunda. Las pitas, cuando florecen, cuando se abren como una alcachofa, es que ya están sentenciadas.

Al oscurecer, el mirlo recita su salmodia desde lo alto de este colosal espárrago, que debe de tener ocho metros. Pero lo que es fascinante es que lo haga, invariablemente, mirando hacia donde sale el sol. Que es la orientación que siguen las tumbas antropomórficamente excavadas en la roca de Olèrdola, que fue nuestra capital hasta hace pongamos mil años.

Podemos imaginar los terrores con que los humanos de las cavernas observaban la marcha del sol. Podemos imaginar su ansiedad cuando los días se iban acortando, en otoño. Y su alegría cuando, por Navidad, iba remontando la luz. Pero siempre que llega la primavera, el mirlo proclama su verdad desde tiempos inmemoriales.
Oriol Pi de Cabanyes

dissabte, 21 de maig del 2011

Cotorra

http://www.seo.org/media/docs/F_Myiopsitta_monachus.html

http://www.ecologiablog.com/post/5811/cotorras-son-una-plaga-en-londres-y-barcelona

Merla


Últimament visita el pati una família de merles. Les fotografies no són de gran qualitat però fa il·lusió veure-les senyorejant la terra. Aquesta és la descripció que sobre la merla he trobat en un llibre que m'ha recomanat un company, l'Andrés Valverde. Es tracta de l'obra Els ocells de les terres catalanes, de Joaquim Maluquer i Sostres, que ens descriu la merla a les pàgines 166 í 167.

La merla (“Turdus merula”) és un dels nostres ocells més atraients. Amida 25 cm. El mascle resulta inconfusible pel seu plomatge negre intens, en contrast amb el bec de color groc viu; la femella és tota bruna. Nia i és sedentari al Principat, a València i a les Illes, on pobla els boscos, les bardisses i els jardins. Lluny de les ciutats la merla es mostra malfiada i fugissera, però quan s’avesa a la proximitat de l’home, no tem de cercar el menjar a poques passes d’aquest. La merla és fàcil d’observar, perquè abunda als jardins i als parcs de la mateixa Barcelona, on nia i de vegades àdhuc n’hem vist saltironar tranquil·lament pels parterres de la plaça de Catalunya, entremig dels vianants. Per terra es mou amb gràcia i agilitat, i el seu vol ràpid esdevé sinuós quan defuig un perill.
Hom considera que el cant de la merla és el millor, després de la veu única del rossinyol; flueix com un doll ininterromput, sonor i ple, bo i omplint la quietud dels capvespres primaverals. A més de cantar, la merla crida diversament per expressar, sia la satisfacció que li produeix de trobar un ginebre carregat de ginebrons, sia la sorpresa i l’enuig quan la sobtem dins una mata, i també l’alarma, si descobreix un enemic a l’aguait, la qual cosa poguérem observar una vegada que els seus xiscles aguts ens delataren la presència d’una guineu lliscant cautelosa pel fons d’un barranc cobert de garrics.

En aquest enllaç hi ha més informació sobre les merles:

dimarts, 17 de maig del 2011

Astro City, els superherois segons Kurt Busiek


Kurt Busiek, el guionista de Marvels, és també l'autor d'Astro City, una sèrie on es retroba amb Alex Ross que aquest cop, però, només va fer les portades. En el pròleg d'aquest còmic Kurk Busiek fa una interessant reflexió al voltant dels superherois sota el títol "m'agraden els superherois".

Kurk Busiek analitza els superherois i indica que Superman és l'adolescència personificada: Clark Kent és el nen dèbil al que ningú pren seriosament, i que es converteix en un poderós i respectat superhome. Spiderman és l’adolescència vista des d’un angle distint: el de l’adolescent que s’apropa a la maduresa, cometent errors que tenen desastroses conseqüències i fent tot el que pot per arreglar-los mentre aprèn a ser un home responsable en una societat d’adults. El Capità Amèrica és l’ideal nord-americà, que encarna aquesta imatge, el que al 1941 s’estava convertint en el xicot més important del camp del joc mundial i sempre disposat a obligar a que els altres juguessin net... tot i que sigui una mica brusc per aconseguir-ho.



En definitva els superherois poden convertir-se en metàfores, un símbol, ja sigui de la transformació psicològica de l’adolescència, de l’autoimatge d’una nació o qualsevol cosa. I en aquesta capacitat per poder explicar tants aspectes de la vida real es troba una de les explicacions del poder narratiu dels superherois.

dimarts, 10 de maig del 2011

La marca amarilla

CRÓNICA: OPINIÓN UN ASUNTO MARGINAL 

La marca amarilla

Enric González 22/06/2008
Georges y Edgar fueron amigos del alma, aunque no quisieran verse. Se conocían demasiado. Uno de ellos, Georges, se hizo famoso, importante. Georges se convirtió en el jefe, el censor, el vigilante celoso de su propio prestigio. Y no tendió la mano a Edgar cuando éste, hundido, le pidió ayuda. Cosas que pasan.
Georges Rémi (1907-1983), más conocido como Hergé, ya era célebre en 1941, cuando se conocieron. El personaje de Hergé, Tintín, era un héroe para la infancia belga. Edgar Pierre Jacobs (1904-1987), en cambio, no había hecho gran cosa: figurante teatral, barítono de fortuna, dibujante comercial y, cuando los nazis invadieron Bélgica, autor de Flash Gordon: como no se podían importar las auténticas historietas de Alex Raymond, por ser norteamericanas, los editores pensaron que Jacobs podría realizarlas sin que se notara la diferencia. No se notó: los nazis también las prohibieron.
Georges y Edgar (que firmaba Edgar P. Jacobs, a la inglesa) se encontraron por casualidad el 15 de abril de 1941 en un teatro, durante el estreno de Tintín en la India, o el misterio del diamante azul. Edgar hizo los decorados. Se cayeron bien, porque no se parecían en nada. Georges era un tipo retraído y atormentado. Edgar hablaba a gritos y se enfurecía por cualquier cosa. Al poco tiempo, Georges introdujo un nuevo personaje en la saga de Tintín. Se trataba de un viejo marino, un capitán llamado Archibald Haddock, con un carácter muy parecido al de Edgar. El propio Georges lo reconoció después: "Haddock es Jacobs".
Fue el principio de una colaboración intensa. Georges y Edgar empezaron a dibujar juntos, y Edgar aportó a las historias de Tintín algo que, supuestamente, le sobraba a Georges: atención al detalle. Redibujaron para la publicación en libro las primeras historias tintinescas (Tintín en el Congo, Tintín en América, El loto azul y El cetro de Ottokar), y Edgar introdujo a Georges en la pasión por el hiperrealismo. Los dos amigos crearon incluso un seudónimo conjunto, Olav, para dibujar durante algún tiempo historietas de espionaje.
Para entonces, Edgar ya había dado pruebas de su amistad. Al final de la guerra, Georges fue acusado de colaboracionismo y detenido cuatro veces. Corrió serio riesgo de ser linchado, o al menos seriamente apaleado. Edgar, un tipo robusto, se trasladó a casa de Georges para defenderle en caso necesario. Una vez superada la crisis del colaboracionismo, Georges, un genio de la narración en historietas, y Edgar, un genio del color, produjeron a ritmo casi industrial historias de Tintín como El tesoro de Rackham el Rojo o Las siete bolas de cristal (el título fue idea de Edgar). En 1946 apareció la revista Tintín, y poco después Georges propuso a Edgar que trabajara exclusivamente con él, para dibujar Tintín a medias. Edgar respondió que sí, pero exigió firmar con Georges. Y éste se negó. Su relación empezó a enfriarse desde ese momento. Se mantuvo la amistad, pero a distancia.

Georges siguió lanzando guiños a su amigo, haciéndole aparecer como figurante (el Jacobini de Las joyas de la Castafiore) en posteriores álbumes, y Edgar creó para la revista Tintín sus propios personajes: Blake y Mortimer, un agente secreto y un científico, británicos ambos. La primera aventura narraba la III Guerra Mundial, e incluía la destrucción de todas las grandes ciudades del planeta: puro ardor jacobiano. Como el detalle de retratarse a sí mismo en el personaje del malvado Olrik, eterno enemigo de Blake y Mortimer.
En 1953 se publicó la aventura más célebre de Blake y Mortimer, La marca amarilla, una obra maestra. Bélgica se llenó de emes amarillas encerradas en un círculo. Los lápices de color amarillo se agotaron en las tiendas. Las aventuras de Blake y Mortimer arrasaron también en el mercado francés y empezaron a ser traducidas. Edgar se hizo casi tan importante como Georges.
Hacia 1970, Edgar sufrió algo parecido a lo que Georges había padecido tras la guerra. Se le acusó de racista, de violento, de oscuro, de complicado, y en la revista Tintín secundaron las críticas. Se sintió incapaz de seguir trabajando y pidió ayuda a su viejo amigo. Le pidió, en concreto, que le prestara a Bob de Moor, su ayudante, para que acabara de dibujar Las tres fórmulas del profesor Sato. Hergé se negó.
Edgar se recluyó en casa. Enviudó. Empezó a mostrar rasgos paranoides. Cuando supo que Georges se moría de cáncer, volvió a su lado. Al parecer, sólo hablaron de los viejos tiempos. Y coincidieron en una cosa: ambos odiaban a Tintín.

Font: Diari El País
http://www.elpais.com/articulo/opinion/marca/amarilla/elpepusocdgm/20080622elpdmgpan_8/Tes

Les aventures de Blake i Mortimer, segons Sente i Juillard

Edgard P. Jacobs va ser el millor  col·laborador d’Herge. El dibuix i l’ambientació dels àlbums de Tintin milloren notablement a partir de la intervenció de Jacobs. El treball de Jacobs aportarà a més indirectament la irrupció d’un nou  personatge, el capità Haddock, que convertirà a la sèrie en un relat molt més madur i equilibrat. Més d’un cop s’ha apuntat que Haddock és Jacobs.
 Jacobs però era massa bo per no tenir un camí propi i després de les desavinences amb Herge, que es negà a signar els àlbums a mitges, creà una sèrie pròpia: Blake i Mortimer, les aventures anglosaxones del capità Francis Blake i del científic Philip Mortimer.
Blake i Mortimer té unes diferències bastant grans amb Tintin: la línia clara d’Herge cedirà protagonisme al detall obsessiu de Jacobs; els escenaris rics en espais oberts i simples de Tintin seran més foscos en les aventures de Jacobs, més còmodes entre passadissos, coves i espais tancats; la narració fluïda i lleugera de Tintin serà molt més densa i espessa en el cas de Blake i Mortimer. Malgrat aquestes distàncies són un bon refugi paral·lel pels amants de l’univers hergià.
Jacobs a més, no es va emportar a la tomba els seus personatges, tal i com si va fer Herge, que va prohibir expressament que es continuessin les aventures de Tintin després de la seva mort. Aquest fet ha permès que es continuïn publicant noves aventures de la saga de Blake i Mortimer.
Yves Sente i André Juillard han publicat fins ara quatre àlbums: La maquinación Voronov, dos volums de Los sarcófagos del sexto continente i El santuario de Gondwana. Els àlbums es nodriran de nous personatges, sobretot femenins, i tenen un cert fil de continuïtat entre ells.
Els quatre àlbums són d’un gran nivell, tant pel que fa al guió de Yves Sente (més lleuger que els guions del propi Jacobs) com pel dibuix d’André Juillard.

La maquinación Voronov és una bona aventura ambientada en la cursa espaial de la Guerra Freda, en la que fins i tot queda espai per una picada d’ullet al Ceptre d’Ottokar d’Herge.

El Restaurant Klow amb el  cambrer sildau, a La maquinación Voronov
El cambrer sildau en el Ceptre d'Ottokar
Los sarcófagos del sexto continente aprofundeixen en la joventut de Blake i sobretot Mortimer, fent-lo més humà tot rescatant el primer amor de Mortimer i ens transporten des de l’Exposició Universal de Brusel·les fins als gels de l’Antàrtida. 

El santuario de Gondwana és, en alguns aspectes la menys original de les quatre entregues: una encertada barreja entre El enigma de la Atlantida del propi Jacobs i de Vol 747 cap a Sidney d’Herge, tot i que la història arrossega un misteri pendent que fa que alguns personatges actuïn d’una manera sorprenent.