Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris John Wayne. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris John Wayne. Mostrar tots els missatges

dissabte, 24 d’octubre del 2015

Maureen O'Hara


L'actriu Maureen O'Hara ha mort aquest dissabte a casa seva, a Boise, Idaho (els Estats Units) als 95 anys

L'artista irlandesa va aparèixer en pel·lícules com la inoblidable The Quiet Man (L'home tranquil) al costat de l'etern John Wayne i How Green Was My Valley (Que verda era la meva vall) , dirigia per John Ford i guanyadora de cinc premis Oscar incloent el de millor film. 

O'Hara va arribar a Hollywood el 1939 per protagonitzar The Hunchback of Notre Dame (El geperut de Notre Dame), obra que la va catapultar a la fama. Aquell mateix any va conèixer John Wayne amb qui va mantenir una gran amistat al llarg de la seva vida i amb qui també va compartir rodatge. Dos anys més tard, el 1941, el director John Ford la va elegir per formar part de How Green Was My Valley, una de les interpretacions més recordades.

diumenge, 9 de març del 2014

Cuando John Ford era facha, per Arturo Pérez-Reverte


Interessant article d'opinió d'Arturo Pérez-Reverte, aparegut a XLSemanal l'1 de març de 2013, sobre John Ford que subscric plenament:

Ayer, por enésima vez, me calcé La legión invencible. Y entre esta noche y mañana caerán las otras dos. Me refiero a Fort Apache y Río Grande, que cierran la trilogía clásica de John Ford sobre la caballería de los Estados Unidos en las guerras indias en torno a 1870. Es raro que pase más de un año de mi vida sin que vuelva a ver esas tres películas, y lo mismo ocurre con el resto de la obra de Ford; en especial con El hombre tranquilo y No eran imprescindibles, y con los westerns Misión de Audaces, Dos cabalgan juntos, Centauros del desierto y El hombre que mató a Liberty Valance. En materia de cine, y con todo el respeto para directores que admiro hasta la adoración -Río Bravo, de Howard Hawks, por ejemplo, es mi película del Oeste favorita, y Sin perdón, de Clint Eastwood, me parece una obra maestra-, para mí, John Ford sigue siendo literalmente Dios padre. Y John Wayne, por supuesto, su encarnación sobre la tierra. 


Cómo es La legión invencible, diablos. De emocionante y perfecta. Cómo están todos. Con qué talento y sensibilidad extraordinarios nos introduce Ford en los entresijos de un mundo épico, hecho de carne y hueso, donde una palabra, un silencio, una mirada, tienen tanta importancia como el rayo que descarga a lo lejos mientras los hombres caminan con los caballos de la brida, el polvo asentado sobre los rostros fatigados, el cuero empapado en sudor, el roce de viejos uniformes azules sobre gastadas sillas de montar, el valor resignado y profesional de soldados hechos a morir por cincuenta centavos al día. Y cómo es John Wayne, oigan. Cómo está, haciendo de capitán Brittles o de capitán York. Poniéndose unas gafas casi a hurtadillas para leer, el día de su jubilación, la inscripción en el reloj de plata que le han regalado los hombres de la compañía C. Encarnando ese patriotismo honrado, perfectamente compatible con la crítica a los abusos e imperfecciones del sistema. Rindiendo homenaje al bando vencido en la guerra civil -la dignidad y el valor como factor de respeto mutuo, reconciliación y memoria- cuando al viejo general que tras la derrota del Sur se alistó en la caballería como soldado raso, muerto ahora en combate contra los indios, permite que lo entierren los otros soldados sureños cubierto por la bandera confederada.

 Cada vez que veo una de estas películas me acuerdo de aquellos idiotas que en los años 60 y 70 llamaban a John Ford director fascista -hacía películas de soldados, morían indios, manejaba épica militarista, camaradería machista y cosas así- mientras también John Wayne se llevaba lo suyo: reaccionario, chuleta, pésimo actor; incluso acababa de hacer una película llamada Boinas verdes -muy mala, por cierto- donde los norteamericanos iban de buenos en la guerra de Vietnam. Y sin embargo, muchos de aquellos cantamañanas de ambos sexos se deshacen ahora en elogios a John Ford como clásico indiscutible del cine, y alaban a John Wayne como uno de los grandes actores de Hollywood. Hablo de ésos que despreciaban al Clint Eastwood de Harry el sucio o El sargento de hierro llamándolo violento reaccionario que, en consecuencia, hacía pésimas películas; y que ahora, sin embargo, babean públicamente con cada nueva obra de este actor-director, sobre el que han resuelto el conflicto moral calificándolo de cineasta de culto, como a Tarantino y Kitano. Y así pueden hacerlo compatible, los muy capullos.

Permitan un consejo fordiano. Si no conocen la obra del maestro de maestros, empiecen por la trilogía de la caballería. Si la conocen pero no se detuvieron en ella, vuelvan a verla despacio. Y también, si quieren, echen antes un vistazo a dos libros clave para disfrutarlas más. Uno es Jinetes en el cielo, donde Eduardo Torres-Dulce estudia la trilogía fordiana al detalle. El otro son los magníficos relatos de James Warner Bellah recogidos en Un tronar de tambores: media docena de historias cortas, secas, perfectas -Masacre es mi favorita-, que inspiraron los guiones. Así, cualquiera de las tres películas se convierte en una experiencia todavía más intensa y emocionante: las mujeres viendo a sus hombres alejarse del fuerte, la resignación de Thursday y los sargentos esperando el último ataque apache, el herido cabo Qyane reprochando respetuosamente «Pero usted no estaba, señor» al capitán Brittles... O la que para mí es la mejor escena de La legión invencible; la que refleja el espíritu y la camaradería que el irlandés Ford supo imprimir en cada una de sus películas: cuando la columna se aleja al trote, dejando a unos pocos para cubrir la retirada, y los jinetes pasan ante la cámara mientras suenan los primeros disparos a su espalda, cada uno de ellos cabalga con la cabeza vuelta para mirar atrás, al otro lado del río, donde combaten sus compañeros.

http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/749/cuando-john-ford-era-facha/

dimecres, 29 d’agost del 2012

Lee Marvin



Lee Marvin (19 de febrer de 1924- 29 d’agost de 1987) va morir fa vint-i-cinc anys. Marine durant la Segona Guerra Mundial, l’epitafi de la seva tomba resa: Lee Marvin. Soldat del Primer cos de Marines dels Estats Units. Segona Guerra Mundial. Ferit el 1944, finalitzada la contesa mundial s’inicià en el món de la interpretació, especialitzant-se en els papers d’homes durs tot i que també va variar el seus registres interpretatius arribant a guanyar un Òscar l’any 1966.


Amb una filmografia molt extensa, personalment jo em quedo amb dos papers sota la direcció de John Ford: Lee Marvin va ser LibertyValance (1962), un dels malvats més carismàtics de la història del western i de la història del cinema; i  també va participar al costat de John Wayne un altre cop a La Taberna de l’irlandès (1963) una pel·lícula completament diferent a l’anterior plena d’optimisme.





diumenge, 4 de desembre del 2011

Centauros del desierto


Centauros del Desierto (1956) és una gran pel·lícula dirigida per John Ford i protagonitzada per John Wayne. Va ser una pel·lícula de culte pels joves directors dels anys 70 com Spielberg, Coppola o Lucas. La descoberta de Luke dels seus oncles morts al primer episodi d’Star Wars està clarament inspirada en el moment en que John Wayne retorna i descobreix la seva família morta pels cheyennes i la seva casa incendiada.
Centauros del Desierto és una pel·lícula d’aventures de l’oest, però els personatge  de John Wayne està més torturat que en altres ocasions. No parla d’un passat recent,  que per força és dolorós, i els seus actes són menys maniqueus. L’acció es mou a través d’una recerca obsessiva per retrobar la seva neboda amb l’ajut del nebot adoptiu, un mestís que en ocasions li fa el contrapunt de lucidesa necessari en el seu desig de venjança.
Al fina, en un plànol magistral, quan acaba la pel·lícula el personatge de John Wayne queda al marge de la família retrobada: tots els anys destinats a la recerca no han estat per un interès propi.
Curiosament el títol original era The searchers, que en una traducció literal equivaldria als Cercadors, mentre que a la traducció en castellà es va optar per Centauros del Desierto, molt encertada. Els protagonistes són autèntics centaures del desert, animals mitològics que es passen tota l’acció a sobre dels seus cavalls resseguint el seu destí.  


dimarts, 25 de gener del 2011

Els herois

Ahir vaig tornar a Cicely, el poble perdut d’Alaska on Joel Fleischman va portar la medicina de l’home blanc i on molts vam trobar l'escalfor enmig dels paisatges gelats. En el segon episodi Maurice Minnefield parla sobre la necessitat dels herois, és un fragment que m’agrada molt:
Cuando yo era niño en Oklahoma iba al cine los sábados, mi actor favorito era John Wayne, no importaba el tipo de película de vaqueros o de guerra, yo le apoyaba en cada momento, menos en el Hombre Tranquilo, esa me aburrió muchísimo. Cuando tenía nueve años hablaba y caminaba igual que el Duque y de repente un día se me cayó el mundo encima. Estaba jugando a los soldados con los hermanos Marshall, Jeff y y Jep en el bosque de Bailey y Jep me dijo sin miramientos que John Wayne no luchaba en las escenas, que no daba los puñetazos, que no los recibía y que no era él el que se caía. Le pegue una paliza a los hermanos Marshall y me fui corriendo hacía casa. Le pregunté a mi padre si era verdad que no era John Wayne el que luchaba en las escenas y me dijo que sí. John Wayne era mi héroe, pero los hermanos Marshall me lo echaron por tierra. Bien me importa un bledo que Walt Withman fuera de esta acera o de la acera de enfrente o que Edward Hoover soportara la crítica mejor de lo que lo hacía. Que Ike le fuera fiel a Mamie o que alguien tuviera dificultades con un partido o con el otro. Necesitamos a nuestros héroes. Necesitamos hombres a quienes podamos admirar, hombres a quienes creer. Hombres de mucha talla. No podemos cortarles por la rodilla sólo para demostrar que son como nosotros. Bien Walt Withman era un pervertido pero era el mejor poeta que América ha tenido y si estuviera aquí hoy y alguien le llamara sarasa o maricón a sus espaldas, a la cara o en antena, esa persona tendría que responder ante mí. Claro, todos somos humanos pero hay muy pocos entre nosotros que posean lo que hace falta para ser un héroe.
Quan era petit a mi també m’agradava John Wayne i també veia les seves pel·lícules els dissabtes a la tarda però al televisor. A Sesión de Tarde feien pel·lícules del “0este”, de pirates i de tant en tant un cicle dels germans Marx. Els ulls d’un nen entenen bé aquestes històries, on John Wayne era l’heroi i era fàcil identificar als dolents. En el món real és més difícil trobar aquests herois, però potser estan davant nostre i no els sabem veure, perquè esperem que estiguin per sobre de nosaltres quan en realitat estan a la nostra alçada. Podem valorar que la resta facin les coses ben fetes, però no podem exigir que siguin perfectes. El món no és ideal, però està ple de persones que necessiten que els mirem sense tallar-los els genolls, premiant el que fan bé i comprenen que són humans. Necessitem herois i necessitem continuar creient en la gent.                

diumenge, 24 d’octubre del 2010

El hombre que mató a Liberty Valance


«En el Oeste, cuando la leyenda es más bella que la verdad, imprimimos la leyenda.»


El hombre que mató a Liberty Valance és una gran pel·lícula dirigida per John Ford. L’altre dia la vaig revisar. El narrador és el vell senador Ransom Stoddard (James Stewart) explica la veritable història de la mort de Liberty Valance (Lee Marvin) en la que va jugar un paper molt important Tom Doniphan (John Wayne). Amb la màgia del blanc i negre la pel·lícula suposa una de les fites més importants del western, però també es tracta d’una de les grans pel·lícules del cinema. Ara “L’home que va matar a Liberty Valance” també és una bona cançó dels Amics de les Arts, que parla dels reconeixements que a vegades rebem per allò que no hem fet, de les idealitzacions al nostre favor que no sempre ens beneficien, ja que igual que arriben poden marxar.


No hi ha cap nació que hagi explicat tan bé com els EUA la pròpia visió de la seva història. La indústria del cinema nord-americana és la més poderosa i eficaç del planeta  i ha creat fins i tot un gènere del recull del seu passat més mitificat: el western. El western, la conquesta de l’Oest, quan els EUA eren un país amb una frontera interna en constant retrocés. En el western clàssic, abans que Sergio Leone i Clint Eastwood el deconstruissin des de Almeria, l’estructura dels protagonistes és molt maniquea: els dolents són molt dolents i els bons encarnen els valors de l’ideal americà: independent, fet a si mateix, amb autonomia respecte a les lleis i amb un codi moral propi. 



Cap actor com John Wayne va encarnar aquests valors tan bé, i el director que millor va dirigir a Jonh Wayne va ser John Ford, que fins i tot el va fer protagonitzar una altra obra mestra lluny de l’Oest: “El hombre tranquilo”, iniciant un gènere de pel·lícules que s’emmarquen en pobles idíl·lics i idealitzats, en que la comunitat es veu trasbalsada per l’aparició d’una situació excepcional o per l’arribada d’un intrús-protagonista que no podrà més que deixar-se portar per l’encant del lloc de rebuda. Dins d’aquest gènere situaria entre d’altres pel·lícules com “Local Hero”, “Despertant en Ned”, “La gran seducció”, “L’anglès que va pujar una colina i va baixar una muntanya” i fins i tot les arrels de “Doctor en Alaska”.

CURIOSITATS
Lee Van Clef és un dels sicaris que acompanya a Liberty Valance. Sobre el paper dels secundaris al cinema: 
http://www.elpais.com/articulo/portada/talento/secundario/elpepuculbab/20101023elpbabpor_41/Tes