La
nit del 2 de setembre de 1939 arribava al port de Valparaíso (Xile) el
Winnipeg, un vell vaixell de la Primera Guerra Mundial noliejat per Pablo
Neruda per tal de transportar a Xile refugiats republicans que fugien de la
dictadura de Franco que un cop finalitzada la Guerra Civil estenia el règim de
la repressió i la foscor sobre els espanyols. A bord del Winnipeg 2365
refugiats es disposaven a refer les seves vides a Xile. Aquestes són les
paraules que el mateix Pablo Neruda va utilitzar per referir-se a un dels
episodis més importants de la seva vida:
Me gustó desde un comienzo la palabra
Winnipeg. Las palabras tienen alas o no las tienen. La palabra Winnipeg es
alada. La vi volar por primera vez en un atracadero de vapores, cerca de
Burdeos. Era un hermoso barco viejo, con esa dignidad que dan los siete mares a
lo largo del tiempo...
Ante mi vista, bajo mi dirección, el
navío debía llenarse con dos mil hombres y mujeres. Venían de campos de concentración, de inhóspitas regiones
del desierto. Venían de la angustia, de la derrota y este barco debía llenarse
con ellos para traerlos a las costas de Chile, a mi propio mundo que los
acogía. Eran los combatientes españoles que cruzaron la frontera de Francia
hacia un exilio que dura más de 30 años.
Yo no pensé, cuando viajé de Chile a Francia, en los azares, dificultades y adversidades que encontraría en mi misión. Mi país necesitaba capacidades calificadas, hombres de voluntad creadora. Necesitábamos especialistas.
Recoger a estos seres desperdigados,
escogerlos en los más remotos campamentos y llevarlos hasta aquel día azul,
frente al mar de Francia, donde suavemente se mecía el barco Winnipeg, fue cosa
grave, fue asunto enredado, fue trabajo de devoción y desesperación.
Mis colaboradores eran una especie de
tribunal del purgatorio. Y yo, por primera y última vez, debo haber parecido
Júpiter a los emigrados. Yo decretaba el último Sí o el último No. Pero yo soy
más Sí que No, de modo que dije siempre Sí.
Estábamos ya a bordo casi todos mis
buenos sobrinos, peregrinos hacia tierras desconocidas, y me preparaba yo a
descansar de la dura tarea, pero mis emociones parecían no terminar nunca. El
gobierno de Chile, presionado y combatido, me instaba en un telegrama a
cancelar el viaje de los emigrados.
Hablé con el Ministerio de Relaciones
Exteriores de mi país. Era difícil hablar a larga distancia en 1939. Pero mi
indignación y mi angustia se oyeron a través de océanos y cordilleras y el
Ministro se solidarizó conmigo Después de una crisis de gabinete, el Winnipeg,
cargado con dos mil republicanos que cantaban y lloraban, levó anclas y
enderezó rumbo a Valparaíso.
"Que la crítica borre toda mi poesía, si le parece. Pero este poema, que hoy recuerdo, no podrá borrarlo nadie", va escriure Neruda sobre el Winnipeg.
Pablo Neruda (Para nacer he nacido)
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